Fue un lento sueño apenas descendido en el mundo.
Bajo una rosa cupo su graciosa ternura
y con limpias palabras, sin lluvia ni amargura
dijo en la tierra nombres alegres y profundos.
Acompañando almendros, al claro de paloma
la encontraban las tardes en sus hondos jardines.
Tuvo un pájaro y tuvo suavísimos aromas
creciendo entre el prestigio limpio de los jazmines.
Despacio nos recuerda su ascendida inocencia
en las playas celestes y en los mundos extraños.
Aquí en la tierra hay rosas donde mirar su ausencia
y naranjos diciendo que está por cumplir años.
¡Oh, triste virgen, niña, perdida por el cielo,
llorando entre los ángeles y agitando un pañuelo!
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