domingo, 12 de julio de 2015

MARIA DE LO ALTO

Por las selvas azules, cazadora;
con tus armas lucientes, ya volando,
libre de sombra; suave triunfadora,
por luminosos ríos, por riberas
celestes y tranquilas inventando
la luz sobre las altas primaveras.
Ya libre por lo claro, tú, gozosa;
sueño de blanca tierra enamorada
sobre la estrella pura y silenciosa.
Tú por la eternidad, tú sonriente,
desnuda cazadora iluminada
por espléndido cielo reluciente.
Ya has pasado la muerte, ya has vencido
profunda reina, ya de claridades;
perfecta luz y tiempo florecido.
Aquí donde vivías aún nos queda
el gris pasar, las pobres soledades,
y el corazón bajo las arboledas.
Por tu claro recuerdo iluminamos
nuestra voz entre el viento rumoroso
de alas oscuras y azorados ramos...
Donde no estás crecían los jazmines,
duraba un suave tiempo venturoso
en quieta hondura de horas de jardines.
De sombra de paloma te rodeabas
ganando tardes con palabras quietas.
Para el olvido solamente ansiabas
vivir en un silencio de sencillas
estampas de colores, con violetas
y con pequeñas tardes amarillas.
Nada sabías de la muerte, nada.
Tu libertad luciente no sabías,
tu pura soledad enamorada,
y mientras que llorábamos el suelo
donde en rota azucena te ofrecías

tu blanco pie ya iba pisando el cielo

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