lunes, 13 de julio de 2015

PARA UNOS RELOJES DE MARTA BRUNET

Unos relojes mecidos por el viento del mar
en el sur de Chile;
unos relojes enterrados en la voz de los viajeros
que nunca volverán a la casa cubierta
por el vaho de un jardín lleno de arena
y viento oscuro;
unos relojes enmohecidos por el silencio del agua en los
jarrones
olvidados
unos relojes laten
como la sangre polvorienta de una antigua herida
en el sur de Chile.

El viento vuelve a tu casa perdida
en la empapada camelia del sur.
Y vuelves tú y enciendes la lámpara de la niñez
cuando el cuarzo morado de la noche
se levanta del mar.

Unos relojes laten como el corazón de un pájaro ciego que gotea
su sangre en el olvido.
cuando tú vuelves
con la corona de los países y la garza del invierno.
Todo es así y las maderas y los incendios del sur
pasan en la noche hacia el mar
mientras el viento azota el polvo de los días
en los espejos tibios
porque a tu casa has regresado.

Todo es igual.
Todo es como una carta escrita
el día que partimos y vuelve con los años
estrujada, odorada por la vida
a morir junto al pie del que regresa,
junto a la arena gris que cae de los relojes

en el sur de Chile.

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