sábado, 11 de julio de 2015

OTOÑO


Hermano mío, el otoño está afuera.
se han apagado yo los ardientes fronteras.
Ya está el otoño y su corazón, la tristeza.

hermano mío, el otoño ha llegado.
Vino con el crepúsculo y se ha quedado.
el otoño es siempre un viejo retrato
donde miramos a los muertos y a los olvidados.
Vuela la hoja ya, hacia el destino oscuro.
Vuela la hoja en el viento profundo.
Las rosas que han de morir recogen el crepúsculo
y eI día tumba su apagado rueda sobre el mundo.
Hermano, sólo sabemos que ha llegado el otoño
cuando el hombre se queda solo.
Yo amaba un corazón pero ese corazón ya me ha olvidado:
yo amaba un claro día pero ese claro día está lejano.
De todo que amé sólo queda un retrato
y un hombre triste cuando el otoño ha llegado.
Vuela la hoja y nadie sabe hacia dónde
porque la hoja es como el alma del hombre.
Vuela la hoja y se entristecen las palabras
porque la hoja es un pájaro que no canta.
Hermano mío, el otoño está afuera.
La estación mueve ya su oscura guerra.
La tenaz esperanza golpea aún en la puerta
tristemente, como un amigo a quien hemos dicho que no vuelva.
Junto al fuego virtuoso miramos viejas fotografías.
Muchos muertos hay que conservan la tranquila sonrisa
Con que estrenaban el traje aquella tarde lejanísima.
Otros, todos los días nos acompañan:
con los muertos habituales de la casa.
En el otoño nuestros muertos están mucho más cercanos
y los idos y los perdidos y los olvidados.

A veces en el piano suena una vieja melodía
Y entonces sollozamos por la felicidad antigua.
El otoño es de quienes pudieron algún día
contemplarse en los ojos de la melancolía.

Hermano, el otoño es el tiempo de antes
que vuelve al corazón cuando estamos sin nadie.
Hermano mío, el otoño está afuera
ya lloramos junto a la luz de la madre.

Ya el oscuro combate del viento ha despoblado
el corazón y el árbol.
Junto al fuego y al vino se reúnen los confiados amigos;
en la casa apacible está la madre, el podre y el hijo;
pero en la tarde del jardín tan sólo los hojas secas y el olvido.
El tiempo nunca se detiene, hermano,
y volverá lo hoja perdida al árbol.
El tiempo nunca se detiene
pero el otoño es del corazón y en él se queda pora siempre.

Hermano mío, lloremos por nosotros.
Nadie nos salvará cuando el viento de otoño
arrastre ese azar triste de hojas muertas que somos.




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